Currilla Vazquez

17 mayo 2012

La Bicicleta Doble

Mas con nosotros está nuestro Dios
para ayudarnos a pelear nuestras batallas.

2 Crónicas 32: 8

Antes de aceptar al Señor como mi Salvador personal, veía a Dios, como el que me observaba, como un juez que llevaba cuenta de lo que hacia mal, como para ver si merecía el cielo
o el infierno cuando muriera.
Ahora todo es diferente, y siento que mi vida es como un viaje en bicicleta, pero... Una bici de dos, y noto que Dios
viaja atrás y me ayuda a pedalear.
Mi vida con Dios es muy emocionante.
Cuando yo tenia el control, sabia a donde iba, y eso era un tanto aburrido, pero predecible.
Era la distancia más corta entre dos puntos.
Ahora es el Señor quien controla mi vida, y me conduce por caminos diferentes, y hermosos, a una velocidad increíble.
Lo único que tengo que hacer es sostenerme, ya que Él me dice:
¡Pedalea, hija, dejate llevar!
Algunas veces me planteo estas preguntas:
¿A dónde me llevarás?
Pero Él me contesta... Hija mía, confía en mi.
Al principio no confiaba mucho en Él, en darle el control de mi vida.
Pensaba que la echaría a perder, pero Él conocía cosas que yo no sabía sobre andar en bici... Secretos.
Él sabía cómo doblar para dar vueltas cerradas, brincar para librar obstáculos llenos de
piedras, inclusive volar para evitar horribles caminos.
Ahora estoy aprendiendo a callar y pedalear...
Por los más extraños lugares.
Estoy aprendiendo a disfrutar de la vista y de la suave brisa en mi cara, pero sobre todo... Gozándome de la increíble y deliciosa compañía del Señor.
Y cuando en ocasiones estoy casada, sin animo para seguir
adelante, y siento que no puedo más...
Él solamente sonríe y me dice:
Pedalea, hija, ¡pedalea!

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