Currilla Vazquez

10 mayo 2010

Cómo Superar La Codicia


Deléitate asimismo en Jehová.
Él te concederá las peticiones
de tu corazón.


Salmos 37: 4


La codicia nos susurra al oído que seríamos más
felices si tuviéramos más dinero, más
cosas y más poder.
Eso nos crea gran descontento y un deseo
cada vez mayor de hacer lo que sea para
obtener posición y posesiones.
Nuestra manera insensata de proceder es:
Primero... Trabajar, trabajar, y trabajar.
Segundo... Conseguir después lo que deseamos.
Y...¡Claro que tenemos que trabajar! pero
sin ser codiciosos, porque tal conducta no se
ajusta a la voluntad de Dios, que consiste en
buscarle primeramente y en esperar después
todas aquellas cosas que nos serán añadidas.
El cifrar nuestro contentamiento en Dios
tiene por efecto, transformarnos y levantarnos
por encima de los deseos carnales de:
"Nuestra naturaleza caída"
La delicia del Señor no sólo es dulzura en sí
misma, sino que endulza de tal modo nuestra
alma que podemos estar seguros de que nuestro
Dios, Señor y Salvador, puede suplir todas
nuestras necesidades, deseos, y aspiraciones.
¿No es, en verdad, una delicia saber que nuestros
deseos pueden amoldarse a los deseos de Dios?
Tengamos confianza en que nuestro amoroso Padre
nos cuidará, y nos dará, sin afanarnos por nada.
¡Dejemos que Dios actúe en nuestras vidas!

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