Currilla Vazquez

29 mayo 2010

Atrévete a ser un Daniel


Entonces el rey mandó, y
trajeron a Daniel, y le echaron
en el foso de los leones.
Y el rey dijo a Daniel:
El Dios tuyo a quién tú
continuamente sirves, Él te libre.


Daniel: 6-16

Daniel fue un hombre muy amado de Dios, pero...
Muy odiado por los hombres.
Los príncipes de Babilonia querían su caída, porque
tenían celos, y envidia de él.
Buscaban la más mínima excusa para descargar
acusaciones contra de él, y como
ellos no pudieron culparle de incapacidad, ni
de infidelidad, convencieron al rey para que
promulgara un edicto que pusiera fin a las
oraciones de Daniel.
Pero Daniel, no permitió que las circunstancias
alterasen sus convicciones.
Aunque sabía las implicaciones del edicto
promulgado por el rey Darío, Daniel fue a su casa
y con las ventanas abiertas se postró para orar
y dar gracias al Señor.
Daniel continuó mostrando su lealtad a Dios.
Esa fidelidad seria sometida, a la prueba y como
resultado se obtendría una maravillosa victoria
y un gran testimonio, para la causa de Dios.

Conclusión:
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1. A pesar del esfuerzo de hombres inicuos para
destruir a Daniel, la mano protectora de Dios
libró al profeta de la boca de los leones.
2. El testimonio de Daniel dio honor a Dios.
3. El rey Darío reconoció, y proclamó, la
grandeza, del Dios de Daniel.
4. Dios mostró su justicia, y los hombres que
procuraban la muerte de Daniel, fueron
condenados a morir en el sitio donde querían
que Daniel muriese (el foso de los leones)
5. La fidelidad de Daniel fue galardonada, y
Daniel fue prosperado durante el reinado de
Darío, y el reinado de Ciro.

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Hoy, cuando nos sintamos tentados a transigir en
nuestros principios como cristianos, no cedamos:
¡Atrevámonos a ser como Daniel!

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