Currilla Vazquez

09 enero 2011

Gloriosa Puesta De Sol


Y sucederá que a la hora de la tarde habrá luz.

Zacarias 14: 7

Es maravilloso ser joven, tener la vista clara, una audición
aguda, pasos elásticos y un pulso que tamborea a la
marcha de una salud vigorizante.
Pero... La ancianidad tiene glorias que la juventud
no puede reconocer.
La ancianidad celebra la cosecha:
La juventud la siembra.
Igual que los frutos en el otoño, la cosecha de la
edad anciana se secará y se marchitará, o se volverá
tierna y más dulce a medida que madura.
No podemos escapar de los años que pasan.
La juventud se queda solamente para fortalecer
nuestros hombros para las cargas que hay por delante.
La vida conduce inevitablemente a la hora de la noche.
Sin embargo, las mejores cosas son las viejas, cosas
que han soportado y pasado la prueba del tiempo.
No te avergüences de tu edad.
Todo lo que permanece debe envejecer:
Los ríos, los mares, las estrellas etc.
No obstante, el tiempo de la noche de la vida puede
ser brillante únicamente si tenemos al que es:
Luz como nuestro Sol de noche.
Nada es más triste que una persona que envejece
y a quien le espera una eternidad sin Jesús.
Y nada es más dulce que un cristiano que se vuelve
cada vez más tierno, y que sigue creciendo y
descansando en Cristo a medida que hace frente
al mañana con confianza.

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Envejece en los tiernos brazos de Jesús.

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