Currilla Vazquez

28 febrero 2011

Como Un Niño


Echando toda vuestra ansiedad sobre Él:
Porque Él tiene cuidado de vosotros.

1 Pedro 5: 7

El niño acurrucado en el pecho de su madre es la viva
representación de la confianza y del bienestar.
Está satisfecho más allá de todo lo que pudiese desear.
Pero cuando el niño crece, a menudo esa
sensación de bienestar se ve reemplazada
por la inquietud, pues tiene que entrar y
arreglárselas en "el turbado mundo de los adultos"
¿Esta paz sólo existe en la infancia?
Algunos creen que si.
Las condiciones de la vida moderna son muy estresantes
para muchos, y eso a pesar de los avances de la
ciencia y de la tecnología que aseguran una comodidad
innegable y cierta seguridad.
Pero... ¡Incluso en un mundo turbado, todavía es
posible experimentar la paz!
Por la fe en Jesucristo tenemos paz con Dios y
pasamos a ser sus hijos.
Es un Padre lleno de compasión y amor y nos cuida.
Nada se escapa a su control.
Conducidos por Jesús hacia esta feliz relación con su
Padre, empezamos a tener la paz de Dios.
Entonces podemos abandonar todo aquello que nos turbe:
El sentimiento de culpabilidad, el orgullo, la
inquietud, los celos y muchas cosas más.
De este modo podemos vivir por la fe, bajo la tierna
mirada, en los amorosos brazos de Dios.
Sólo de esta manera la paz rebosará de nuestro
corazón, y la serenidad llenará nuestros corazones.

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Deja que Dios te abrace, como si fueras un niño.

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